Mundo Marino
- macarena moraña
- 12 nov 2017
- 4 Min. de lectura

Mirà, la posta es que a mí el perro ese de mierda nunca me gustó, por atrevido, porque no te podías dar vuelta que el hijo de puta ya estaba afanándote un chorizo, un pedazo de carne, lo que tuviera a mano. Yo siempre le quise arrancar la cabeza, pero por suerte no hizo falta y un día, como quien no quiere la cosa, dejé la reja abierta y el perrito… su ruta. Los pibes lloraron un rato, pero vos viste cómo son los pibes que enseguida se olvidan y pasan a otra cosa. Les comprás cualquier gilada y ya están entretenidos de vuelta. Además no le viene mal a aprender que la vida las cosas no son para siempre, ¿viste? Le decís, ¿ves?, el Bobby ya no está, ¿que vas a hacer, pichón? Ya vas a tener otro perro, el día de mañana, quién sabe, pero ahora en esta casa no porque papá tiene los huevos inflados de encargarse del rope, de tener que juntar la mierda, sorete por sorete, y encima de llegar hecho teta del trabajo tener que sacarlo a pasear porque nadie en esta puta casa es capaz de encargarse del animal, solo el boludo de papá. Pero el bebé no sabes, es un capo, un capo es, siempre está con una sonrisa, porque salió a mí en el chaboncito, es un copado, un crack es. No lo vas a ver chillar si no es por algo que vale la pena. Anda siempre contento y no sabes cómo patea la pelota. Ese nos va a salvar a todos… A mí me tratan de exagerado pero yo ya le dije: mirá pendejo que tengo todas la fichas puestas en vos, eh, desde la panza de la drema que el pendejo pateaba como un hijo de puta. ¡Y no sabes la fuerza que tiene en las patas! Macizas son, fuertes, de goleador son. Es un maestro el pendejo, un crack. ¿La nena?, la nena bien pero ¿viste? Está entrando en la pre adolescencia y la boluda de la madre le permite la trencita el tatuaje que se va con los lavados un poco de brillo en los labios y así no es… Yo le digo que el día de mañana todo eso se hace realidad y ahí te quiero ver, te cae la nena con rastas, con piercings, tatuada y no. No. A mí déjame de joder. Yo le digo a la madre, decime, ¿vos querés eso para la nena, eh, vos querés eso para la nena? ¿O no viste las cosas que pasan? ¿Estás ciega? Pero mi jermu no entiende, no entiende que las cosas hay que agarrarlas desde temprano, desde que los pibes son chiquitos. Pero con ella no hay caso, no entiende. Ella me dice ¿qué tiene de malo? es coqueta la nena… Ma qué coqueta ni coqueta, que se saque ahora mismo esa trencita y que ni se le ocurra a salir a la calle maquillada porque la mato. Y la nena que llora, y la madre que la apaña, y así es como me van volviendo loco… Pero yo sé por qué se lo digo, y ellas lo tienen que entender, porque así empiezan y un día la tenés con minifalda haciendo cualquiera. ¿Vos querés eso para la nena? allá vos, yo no quiero eso para mi nena, a mi nena la voy a cuidar y si es necesario que no salga no sale y se terminó porque yo soy el papá y en esta casa mando yo. Pero la madre es una hueca que no ve el peligro en las cosas, porque se junta tomar mate con las mamás del colegio y conversan de cualquier pelotudez, nunca un tema importante, nunca algo que vale la pena. No. Ella siempre pensando en lo que se quiere comprar, en lo que quiere tener, en adonde quieren ir. Y uno como un pelotudo laburando todo el día. Doce horas trabajo en el negocio, de siete de la mañana a siete de la noche. Doce horas, y para esta hija de puta nunca es suficiente. Que traeme que comprame que el queso que fíjate la carne en que el domingo el asado. Nunca es suficiente. A las minas no las conformas con nada. Con nada. Son carísimas. Y encima no va que ahora me vino con que quiere ir a Mundo Marino. ¡Mundo Marino! ¿Sabes lo que es eso? Un gastadero de guita es. Que nafta que peajes y todo para pasarte el día viéndole la cara de boludos a los delfines y escuchando a los pibes que quiero esto que quiero lo otro y una Coca ahí te vale cien mangos ¿viste? y al pibe después no le podes decir que no. Nosotros fuimos ya, hace unos años, y la nena se quedó llorando porque ella creía que iba andar arriba de los delfines. Se pensó que le íbamos a llevar a Playa del Carmen la borrega. Terminó llorando, pataleando, porque es histérica como la madre es. ¿Pero cómo le explicas? Dejame de joder con Mundo Marino. Ma qué Mundo Marino ni Mundo Marino. Pero vamos a terminar yendo porque como siempre me está quemando la gorra, tanto que a veces siento, cómo decirte, que se me empezó a descascarar la bocha, no sé. Y vos sabes que yo siempre estuve de pie, laburando, rompiéndome el orto, pero ahora empecé a sentir que la cabeza, no sé… Como que me empezó a fallar, como si se me despegara una parte. No te rías, y no me mandès al bochòlogo porque sabès que yo no creo en esa mierda, porque si tenes amigos no necesitas ir ahí. ¿Hablar con alguien y encima pagarle para contarle tus cosas? Dejame de joder, eso es para los giles, déjame de joder. A Mundo Marino yo no te vuelvo ni a patadas en el orto.
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