Ansío el frio de campera y bufanda
- macarena moraña
- 2 jul 2017
- 1 Min. de lectura
Ansío el frio de campera y bufanda, de taza de café con leche abrazada por mis manos. Siento ganas de campo escarchado a la mañana, de respirar humito helado, de pensar mil veces si vale la pena sacarse la ropa y al final, sacarse la ropa. Dormir con medias de lana, evocar el anti-erotismo con viejos piyamas, la parte de arriba de uno, la parte de debajo de otro, todo apenas oculto por la bata descolorida que nunca, por nada del mundo, voy a cambiar. Estornudo, le agrego peperina al mate caliente, me acuesto en mi cama porque las siestas de invierno son las mejores, salen con muchas mantas que se caen de a poco por los cariñosísimos abrazos a la almohada. Despierto tiritando, en pleno verano, me pongo un vestido corto, me veo las piernas blancas, salgo al sol a tomar cerveza con mis amigos risueños, bailamos cumbia y gritamos unas risas nuevas, llenas de jardín donde terminamos diseminados entre los pastos, más desmayados que dormidos, más fumados que vivos, abrazados tal vez, picados por los mosquitos, añorando el frío que nos hará añorar el calor, y así.
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