Entré en un kiosco
- macarena moraña
- 18 dic 2017
- 1 Min. de lectura
Entré en un kiosco y escuché una conversación en la que el kioskero le decía a un cliente que había muerto un tal Martín. El otro sorprendido preguntó la razón. “Murió del corazón”, fue la respuesta. Y yo salí pensando que finalmente lo que va a quedar de nosotros cuando nos vayamos de este mundo no va a ser más que un comentario, la evocación de un recuerdo, la enunciación de nuestro nombre o, ya con mucha suerte, que alguien nos cite. Y también pensé que sea cual sea el final, todas las personas morimos del Corazón.
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