Apenas si tomé unos mates así que merezco estas tres galletitas de agua con queso crema
- macarena moraña
- 2 jul 2017
- 2 Min. de lectura
Apenas si tomé unos mates así que merezco estas tres galletitas de agua con queso crema. Solo tres, lo juro. Bueno, cuatro, es lo mismo. –Seis- ¿Ya mediodía? Uy, camino ligero con la vianda, llego al colegio, a la vuelta paro en el almacén y compro un par de cosas. Una voz muy respetuosa me dice “Dígale no a las papas fritas de paquete”. Intento rebatirla con un “Pero yo…” Más ella es implacable: Son ve-ne-no. El poder de separar en silabas es el más grande del mundo. Las miro, brilla el paquete amarillo ante mis ojos húmedos, les susurro un “te amo”, más termino diciéndoles “NO”. Pero que entonces merezco no una sino dos milanesas, y una vez sentada a la mesa pienso que como la vida es una sola y esta ensalada de papa y choclo está medio sequita, la mayonesa debe salir a chorros. “Dígale no…”. Cállate, infeliz. ¿Otro veneno?, mirá vos, qué rico es el veneno. ¿Postre? No, gracias, viste que yo no soy de lo dulce. Pero a la hora me hago un café con leche y me da no sé qué verlo ahí, solito, y entonces invito a ese medio alfajor triple a hacerle compañía. Pienso que esta dosis equivale a un alfajor y medio pero qué importa ya, si finalmente me comí también la otra mitad. Ahora dejo pasar media horita leyendo un par de capítulos del libro de turno y pinta otra vez el hambre. Qué lo tiró, ¿ansiedad? ¿hormonas? ¿tristeza? ¿simplemente hambre? La última opción me parece un buen nombre para una novela. Tres galletitas con queso crema con las que pretendo morir atragantada. Un rato más tarde les preparo la merienda a las nenas y veo el tupper de milanesas del mediodía. Le agrego peperina al mate como si eso me impidiera dejar de mirar con deseo feroz esas putas milanesas. Ahora lo que miro es el reloj. ¿Qué cambia comerse una milanesa a las cinco de la tarde con el mate, que hacerlo a las ocho con un vaso de agua, eh, qué cambia? Decido que nada, que si fuera pizza no me haría tantos planteos, o con una tarta de jamón y queso menos. Ay, qué rico. Mientras decoro la mila con una flor de kétchup –que me sale fan-tás-ti-ca- armo mi lista: jamón cocido, queso, huevos… Hoy es evidente que se cena temprano: más menos en una horita.
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