Bosque
- macarena moraña
- 2 jul 2017
- 2 Min. de lectura
Dale, nena, vení, sentate, mirá
Hoy podemos ser los secretos del sol
Sos mi incertidumbre favorita, la más desgarrada. Disfruto de la poesía de tus hombros tanto como de esta nube rosada y la falta de piedad de la sombra. Te escribo en el muslo la palabra “deseo” mientras vos chupás mi mejilla y yo chorreo gotas de agua y gotas de sudor. Son diferentes y exactas, como los sabores de tu lengua: el salado y el real
Tu lengua es preciosa
Tu cara almibara todo lo que ven mis ojos: los árboles, lo mucho que le gusta al agua las caricias del pasto y al revés, porque al pasto también le gustan las caricias del agua, con ellas se siente suave, peinado, cubierto. Subite arriba mío, cubrime, agradezcamos todos esos verdes que ya no están
Tu cuerpo es precioso. Tan sereno, agradecido, esponjoso. Siento una fe gris sobre la tierra, mi cuerpo que espera, recibe, tan cercana, tan que baila, ¿bailamos? Te reís de mis pies y de mis preguntas. A veces creo poder oír las sombras
Es cierto, juego a las escondidas con todo lo que me rodea. Es cierto, juego con vos. El sol imita la forma de tu cadera, donde escondo mi lengua, pretendiendo ser parte del dibujo, tratando de entender sus inventos, estos nuevos contornos de lo que somos
Perdóname, me ramifico, me deformo, me ensombrezco, me silencio. Soy demasiado vulnerable al tiempo, los reflejos, tu humedad, al despeine de tus pelos después de moverte así, aceptándome el juego de andar escondidos, antes de picar para todos los compañeros, antes de liberarme, de liberarte, de volver jugar ahora sobre el colchón de hojas que imponen un otoño de miedos y luces blancas
La naturaleza enseña que el silencio es virtud. Si se sabe esperar, si se es silencioso, si el movimiento se basa en el sigilo, hasta los animales van apareciendo ante los ojos. Nadan, caminan, comen, copulan, se dejan ver en su cotidianidad. De lo contrario, si en vez de esperar serenamente hay ansiedad o demasiadas palabras, ellos huyen, o atacan. Silencio, espera, contemplación, las claves del secreto más obvio y expuesto de la tierra al que insistimos llenar de ruidos y palabras que al final, lo único que hacen, es ocultar nuestra verdadera naturaleza
Yo quisiera ver a través de tus ojos, oscurecerme en tus ojeras, disponer de tu semblante, pero me vuelvo peligroso, neurótico, subversivo. Porque me paso el verano desnudo, el invierno esperando un amor, y el resto del tiempo no puedo más que enloquecer
Soy el brazo, la rama, la hoja, cada hoja, el otoño, la espera, el amarillo, el amarillo, los verdes, el olvido, tu boca, ese beso
Soy tu rama, mi tronco, el falo, el aire, el cielo que detrás se monta, montame, el deseo, el árbol, tu tronco, tu falo, tu otoño, mi vida
Sos toda preciosa, nena
Pero ahora levántate, ándate, no me mires más. Ya todo se secó
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