Estoy segura de que el frío es una expresión de la melancolía y que el otoño es como el amor

Estoy segura de que el frío es una expresión de la melancolía y que el otoño es como el amor, porque me lleva para donde se le canta. Me vuelve amarilla y confundida. También es amor eso de encender la estufa para que el ambiente adquiera ese telón transparente, esa capa de calor artificial y espesa. Y después cerrarme el saco gris, viejo, lleno de pelotitas, y pensar que era de Ivon y que por eso lo quiero tanto, como el cinturón rojo que fue de mi abuela flaca y estas medias que alguien se olvidó. ¿Quién? ¿Cómo? ¿Se fue descalza? ¿Con frío?- Adoro que la gente olvide cosas en mi casa, porque agradezco el gesto involuntario dándoles a los objetos una nueva vida: la mía. Una vida de domingos a la tarde y tantos libros, un chocolate con almendras que como de a poco, algunos deseos que escribo en papelitos y ese olor a comida que viene de esa cocina invadida por muñecas tan despeinadas como las pibitas que las hacen hablar.