Hay una mujer que anda viviendo muy cerca de mí
- macarena moraña
- 2 jul 2017
- 1 Min. de lectura
Hay una mujer que anda viviendo muy cerca de mí. Cada vez que giro la cabeza me la encuentro, de a momentos la veo más arrugada de lo que me gustaría, en otros, llego a verla linda, simple. La siento deambular por entre mis pelos, pero lo más extraño es verla en lugares cada vez menos privados. Sonríe y posa para una foto, responde preguntas, anota reflexiones en su cuaderno y lee, lee sin parar, y es por esa acción que sé que se trata de ella y no de otra. Lee libros que le dan miedo, libros que le provocan ganas de hacer revoluciones, libros que la amigan con cocinar para su familia y con la idea de que sí, de que capaz lo que tiene para decir le viene bien a otros. Se abriga y así me abraza, porque nos reconforta que haga frío, que haya mocos, que junio sea la promesa de calles grises, de subidas y bajadas al subte, de esos mates amargos tan calientes, los de llegar a casa. La mujer abre los ojos enormes, ignorando las ojeras que hay debajo, y me mira fijo, profundo. Algo me está diciendo, algo de que sus amigos traen música y la llaman y celebran y que van a estar con ella el sábado, entre libros. ¿Qué libros? Los tuyos, me dice. No entiendo, le digo, Tuyos serán. No, tuyos, mujer, tuyos, me dice, y sonreímos igual, exactamente igual.
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