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Hola adolescente jipona que hoy caminaba rumbo a la escuela con un largo y venenoso vaso de café de

  • macarena moraña
  • 2 jul 2017
  • 2 Min. de lectura

Hola adolescente jipona que hoy caminaba rumbo a la escuela con un largo y venenoso vaso de café de maquina en una mano y un cigarrillo negro en la otra, con los auriculares puestos y grabando mensajes de audio en los que repetía las palabras boluda e hija de puta sistemáticamente. ¿Cómo estás? Soy esa mujer que pasaba con dos nenas que no podían dejar de mirarte, ¿nos viste? No, qué nos vas a ver. Oime, justo ahora no puedo dedicarte el tiempo y las palabras que vos jamás quisieras escuchar de una imperfecta desconocida, ni de ningún otro miembro de la raza adulta que crea tener algo que decirle a tus pelos de colores y a tu culo perfecto que dentro de ese enterito te quedaba tan hermoso. No, no tengo tiempo, no puedo, pero igual me tomo este ratito y escribo lo que no te dije cuando te vi caminando y haciendo equilibro para sostener esos vicios que a las siete de la mañana, creeme, son mas insalubres que a las diez de la noche pero mucho menos trágicos a tus dieciocho que a mis casi cuarenta, pero he ahí el punto. Ahora tu cuerpito se banca más o menos estoico todas las piñas, el tabaco, los psicotrópicos, la cafeína, el alcohol. La resaca te dura un par de horitas y a otra droga mariposa. Pero un día, mi querida, los pulmones te van a avisar que les cuesta laburo ponerse en marcha, el hígado te va a hacer vomitar una bilis profunda y amarga mucho peor que todas las que ya conoces, y tu piel se va a llenar de marquitas que te preguntaras de donde salieron, dado que vos, màsallàdetodo, comes mucha zanahoria. Pues bien. Yo no puedo evitar que eso te pase, pero vos sí, creeme. Amortiguate el golpe, que al menos no te deje sin esmalte en los dientes o con una celulitis incontrolable o con una anemia crónica que ningún especialista pueda terminar de diagnosticarte. Dale, copate, boluda, hija de puta. Ya se, suena forzado dicho por mi, por favor disimula. También sé que vas a preguntarme qué mierda me meto y a mí qué mierda me importa, y que incluso vas a echarme en cara que se me notan las palizas que me auto propicié en nombre de la juventud y la libertad, pero antes de llegar a eso voy a decirte que tenes razón en todo, y también en insultarme, pero te pido una pavada: no me llames vieja chota, aunque no puedas creerlo prefiero vieja puta, me lleva a recuerdos igual de vergonzantes pero algo mas…que se yo, eso, una salvedad. Y ya termino y no te entretengo más y me voy derechito a la mierda a la que me mandas no sin antes pedirte este favor: pensate con unos cuarenta y tantos años encima y una hija adolescente como sos vos hoy y decile algo, tirale un consejo, una línea útil, algo… ¿Qué le dirías? En una de esas haciendo ese ejercicio me entiendas un poco más, o completes tus puteadas con un empujón y/o una escupida en medio de los ojos. Ambas son validas. Que tengas un buen día y gracias por tu tiempo.


 
 
 

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