top of page
Entradas recientes
Vuelve pronto
Una vez que se publiquen entradas, las verás aquí.
Entradas destacadas

Hola, terrícola

  • macarena moraña
  • 2 jul 2017
  • 3 Min. de lectura

Hola terrícola! Estoy en un lugar al que llegué en cohete. El cohete es azul, muy largo, puntiagudo, pero no picha. Lo manejé mucho y muy bien, ay, cómo adoro manejar mi vida... La sensación fue la misma de cuando manejo en la ruta, a la noche, y no hay nadie. Adelante, un cohete hermano me hizo luces avisándome que lo podía pasar por la izquierda. Lo pasé y seguí, y acá estoy. Llegué lo más bien, mi desorientación no funciona en el espacio.

Este lugar es hermoso. Uso mucho la palabra hermoso, hermoso. Acá pasa algo mágico y es que las conversaciones duran todo lo que uno quiera. Podes hablar por teléfono con alguien todo un día, por ejemplo. Le podés contar que te estás bañando, por dónde te estás pasando el jabón, qué le harías si estuviera ahí con vos. También podés agarrar esas cosas que te fueron quedando en el camino como si fueran objetos que se caen y que, simplemente, tenes que retroceder apenas un poco, sin riesgo, a buscarlos. Entonces agarrás esa pasión que tanto disfrutabas, o esa sensación de alegría que hace rato no sentís así de furiosa, o capaz ese aire de triunfo que te ponía los ojos más lindos. Capaz te tenes que agachar para agarrar alguna cosa, acaso tengas que pararte en puntas de pie. Pero lo que es seguro es que el esfuerzo no es tanto ni tan grande. Se puede hacer. Todo se puede hacer. Porque en este lugar lo que aprendes es algo que ya sabés, y aunque dicho así parezca una pavada, es algo inmenso. Porque acá lo que entendes es que el camino es ese que sentís que es, y no otro. Lo otro es otro, es ajeno, es de los otros, o es lo otro que hay en uno, pero no es uno. Y ser uno no es el ego, es uno, es lo propio, lo que pasa, lo que es, lo que se es, el lugar o el estado al que se llegó. Capaz que estoy hablando así de raro, de abstracto, porque me mimeticé con los lugareños. O capaz es porque acá se potencia mucho el extrañar a los que se extraña y entonces se dicen muchas cosas para evitar la frase “te extraño”. Yo solo sé que en este lugar me siento feliz, un poco porque no tengo que fingir nada, y otro poco porque acá no hay culpas, y todo el espacio que suelen ocupar, está lleno de certezas. Te voy a prestar un par, pero por favor después devolvémelas porque sin ellas me siento desnuda. La primera tiene que ver con saber que lo que uno desea es el norte, el objetivo, la zanahoria. Dos: a ese lugar, al igual que a este, se llega en cohete, y el cohete se lo fabrica uno que es el único que lo maneja, porque quien maneja es, nada menos, que el mismísimo norte, el objetivo, la zanahoria, por eso es que solo viajando, habiéndose decidido a emprender el viaje, uno se puede dar cuenta de que todas esas piedras a las que les echaba la culpa eran en realidad burbujas que, con un soplido, se deshacen en el aire. En resumen: cada uno es su propio cohete. Y tres: no, esa mejor me la quedo para mí, porque si no te vas a terminar pensando que te quiero. Ah, y una cosa más: a veces, de cena, sirven ñoquis.


 
 
 

Comments


Síguenos
Buscar por tags
Archivo
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page