Me saco una foto fingiendo que no me doy cuenta pero me da vergüenza cuando alguien me ve

Me saco una foto fingiendo que no me doy cuenta pero me da vergüenza cuando alguien me ve. Hay gente que viene a esta casa, entra por detrás de los libros, ya hay demasiados libros acá. Cómo hacés para leer tanto, me dice esa gente, pero yo solo pienso en que hay muchas cosas que no sé, que aunque lea mucho no las sé. No sé qué es una poesía, ni cómo, en medio de tantos objetos como cremas y perfumes minúsculos que me pongo a cada rato, puedo encontrar algo. Pero ayer encontré un hijo que no tuve con un novio que me quería mucho. Al que quise tener y no pude por suerte no lo encontré, porque ya no sabría decir si se trataba de un hijo o de un novio. Se acerca el día de mi cumpleaños y me va pareciendo mala idea la auto-referencia. Quiero hacer la rima del culo te abrocho, entonces la hago todo el rato, a cada momento, te abrocho, el culo, te, culo, abrocho. Cambio el orden pero nunca me río. Hoy me hubiera reído de un hombre que pedía dinero en el subte, a veces no soy tan buena. No me hacía reír su condición sino que andaba con un micrófono y un pequeño equipo que amplificaba su lamento. Eso pensé: amplifica su lamento, su dolor, y acaso eso sea lo que hacemos todos, tarde o temprano, con o sin fotos. Encontrar esa verdad sí me hace reír: ja. Otra cosa que no sé es cómo escribir la risa, y menos la mía, porque yo cacareo, y el culo te abrocho. Como soy ansiosa ya hoy pido un deseo con los ojos cerrados y me chupo los labios pensando en lo feliz que me hace quedarme con regalos que les compro a mis amigas. En una de esas eso sí sepa escribirlo, pero ya no tengo ganas. Otra foto.