Quiero que un huracán se lleve esta nube de responsabilidades que olvido
- macarena moraña
- 2 jul 2017
- 2 Min. de lectura
Quiero que un huracán se lleve esta nube de responsabilidades que olvido, que padezco. Que venga por fin ese viento capaz de levantar estos 53 kilos de mujer descalza y despeinada, y que mientras doy vueltas en el aire, y giro y giro, haga reír a un montón de pibitos felices que, desde abajo, ojos grandes, redondos, piensan que soy de mentira, un efecto, un truco, mil magias. Y si es una ráfaga todavía mejor, siempre y cuando traiga la cumbia: Fue como una ráfaga tu amor, me enamoró, le puso trampas a mi corazón, y se marchó. Eso quiero, con el pianito chillón de la cumbia, y un negro de pelo largo arriba de un escenario que baile burlándose de la tanga, la pollera y la yuta. Y en medio de esa fauna de personas felices, con vasos de vidrio largos en la mano, tomando y riendo con más o menos dientes, con más o menos ideas, entre el humo que no jode los ojos, capaz me hago una excursión al baño, la visita decisiva, la que te obliga a reconocer que el mareo es inminente y que ya es hora de volver a un hogar que, con suerte, podes sentir propio. Ahí solo deseo acostarme en una cama mullida, y que el acolchado tenga olor a la madera que se quemó hace un rato en el hogar donde se fundió el queso que comimos con el vino rojo con el que además nos pintamos la cara y nos chupamos, que déjame, que no te dejo, y ese juego pavote del amor que igual siempre tiene -y lo sabe- las mejores fichas. Eso quiero. Y que la mañana sea larga, remolona, y que desde la ventana se vea el pasto verde, con las hojas encima, y preguntar si hace frio, y que haga frio, y que todos tengamos pulóveres tejidos de lana azul y verde y roja. El mio es el rojo, canto, contra la envidia, canto, contra la pena, la cumbia, el amor. Mucho mate, pan mal cortado con costra durita, y con “Abundante manteca”, que era el nombre de la banda que, de haber tenido oído musical, hubiéramos fundado. Pero no, ni siquiera entono el arroz con leche, a ese solo lo revuelvo y lo pruebo para dictaminar que le falta todavía un poco de azúcar. Por eso salgo a comprar la canela. Buenos días.
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