Se me pasan cumpleaños
- macarena moraña
- 2 jul 2017
- 2 Min. de lectura
Se me pasan cumpleaños, la comida, hacer ese llamado tan importante -¿qué era? ¿qué era?-. Se me pasa poner la plata del regalo del maestro y la del comedor y la de la excursión -¿qué día? ¿adónde?-. Se me pasa firmar la autorización. Se me pasa contestar mensajes, leer la nota, comprar papel higiénico, hacer la cama, volver a buscar esa plata que no sé dónde guardé. Se me pasa pagar tantas cosas que ya olvidé. Se me pasa el trámite del documento -¿por qué hay tramites en el mundo? ¿no era que habíamos evolucionado?-. Se me pasa contar que ahora casi todo se me pasa, se me pasa avisar que me corrí, que ando mirando las costumbres y deberes desde la vereda de enfrente. El sol me da en la cara pero hace un poco de frío y enseguida que me corro se me pasa el nombre de la calle -¿dónde estoy?-. Se me pasa arreglar el teléfono. Se me pasa subir el volumen. Se me pasan varios abrazos. Se me pasa cargar nafta -¿para la atención qué recomienda, Super o V Power?- Se me pasa la bajada de la autopista -¿será una locura irme ahora mismo a ver el mar?-. Se me pasa la fecha de la lectura. Se me pasa avisar que estoy cansada, que las distracciones y defectos no se elijen, que muchas veces por elegir una gran cosa, detrás, se caen diez cosas más chiquitas. Se me pasa colgar cuadros y cambiar esa puta lamparita. Se me pasa conseguir ese dato. Se me pasa arriesgar esa ficha. Se me pasa confesar lo que me pasa. Se me pasa corregir un cuento. Se me pasa hacer pido, así, con el dedo y salir corriendo abrazada a la frase de que esto también pasará. Se me pasa la urgencia, el apuro. Se me pasa el enano de la velocidad, ese, ¿lo ves?, el burlón y amarillo, ese que se me pasa, que por fin se va, ese que ya pasó.
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