Suena el teléfono
- macarena moraña
- 2 jul 2017
- 1 Min. de lectura
Suena el teléfono. Es de noche. Hace días que la llaman y ella atiende y solo escucha ese falso silencio, ese hueco en el que no parece haber nada ni nadie del otro lado. Ayudada por la costumbre que se le impone, en cada llamado se esfuerza en reconocer algún indicio de vitalidad, pero pasan semanas y ni una respiración, ni un gemido, ni un monosílabo. Siempre corta hastiada de repetir la palabra Hola, esa expresión infeliz. Hasta que una noche, cuando el teléfono suena, atiende y no dice nada, porque ahora es su espera la que comienza. Ya lleva varios días. A veces exclama alguna queja breve como Ay, Dios, Uh, pero no mucho más. Se acostumbró rápido a contener la respiración, soportar las contracturas, la inanición, la soledad. Del otro lado, muy cada tanto, algo o alguien también parece quejarse, o decir frases de apariencia simple como Te extraño o Me gustas, y si bien es probable que se trate de su imaginación, ella sabe que ya no podría vivir sin escucharlas.
Comments