Urgente tengo que podar la enamorada del muro
- macarena moraña
- 2 jul 2017
- 1 Min. de lectura
Urgente tengo que podar la enamorada del muro. Quitarle todas las ramas que decididas salen por los costados, por arriba, por detrás de otras hojas, de nuevos y reverdecidos troncos. Tengo que impedirle que se exceda, que lo siga haciendo, que crezca. Ella, esquivando mis intenciones limitantes, solo sigue su misión de enamorada: desbordarse, tomar el jardín, expandirse, ser la dueña de los espacios nuevos o vírgenes o viejos u olvidados. Ella, atenta a todos mis movimientos, ansía invadirlo todo con su decisión enamorada, con la tenacidad y el poder que antes, no hace mucho –cuánto-el tiempo-corre-avanza-también crece- fue solo una semilla que se instaló cerca de una pared que se dejó tomar, poseer, para entonces ya someterse a la forma de su apetito voraz, abrazador, chorreante, desmesurado, implacable. No, no. No. No voy a hacerlo.
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