Ya me fije debajo de los almohadones
- macarena moraña
- 2 jul 2017
- 1 Min. de lectura
Ya me fije debajo de los almohadones, también debajo de la heladera donde encontré muchas cosas, entre ellas, una mascota que daba por muerta. Isaac solía llamarse. También me fije en el fondo de la tacita de café y fue una linda la sorpresa encontrarme con el dibujo de esa serpiente brillante hecha de borra espesa. Soy la única serpiente de piel suave, me dijo usándole la voz a un tío que hace años no veo. Ya no recordaba esa voz, le hice preguntas, pero ella solo decía esa línea: Soy la única serpiente de piel suave. Busqué entre los pétalos de la margarita, arriba de la heladera, detrás de la puerta del baño, sacudiendo la frazada, cerrando los ojos, sacando la lengua. Pero no, che, no hubo caso. No la encontré. No creo que nadie haya podido robármela pero sí creo posible que ella se haya escondido. Así que ahora ando arrastrando los pies, silbando desafinado, mirando para arriba y fingiendo haberla olvidado. Capaz así hago que ella olvide que se escondió. Capaz así vuelve convertida en una fe nueva que pueda usar de bombacha y entonces por fin, salir más o menos erguida del agujero este en el que no me paran de saludar los fantasmas. Buenas tardes. Buenas tardes. Qué dice. Cómo anda. Gracias por todo. Soy la única serpiente de piel suave. La única. La única.
Comments