Los recuerdos empiezan despacio
- macarena moraña
- 31 jul 2017
- 1 Min. de lectura

Los recuerdos empiezan despacio, como una garùa tenue e indecisa, pero basta con un consejo de S para que se largue el tormentòn. Lo anoto en el cuaderno regalado por H. Otra vez somos los últimos en irnos de la pista de baile. Leo el libro de P. Ahí estamos cantando, tirados en el piso, y yo me levanto el vestido. Me cubro con la mantita de T. Otra vez estamos muertos de frío, en la sala de espera de un hospital, abrazándonos hasta sentirnos las costillas. Fumo lo que me regalo L. Y ahí estamos dándonos fuego, pasándonos el mate, tirándonos el I Ching. Tomo mate con la yerba que me regalo O. Estamos llorando. Estamos en la playa. Estamos enamorados. Condimento con la pimenta de G, S, E, C, M y SH. Estamos riendo en el living de mi casa de Florida, de mi casa de San Telmo, de esta casa. Abro el vino de F y como se me da vuelta el anillo de D me acuerdo de la pulsera de V. Nos nacen hijos que juegan con muñecos que fueron nuestros. Me pongo los aros de G y el perfume de A. Suena el timbre, una carta de B. Ojala S esta noche cumpla la promesa del asado. A busca las servilletas, M le agrega limón a la ensalada, G hace un chiste malísimo. Brindamos por el día del amigo, por ese proyecto, y por todo lo que mejor no decimos. Salù.
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