las pibas
- maquimora
- 24 sept 2017
- 2 Min. de lectura
En el barrio con las pibas nos hacemos un asado. Mientras aso ellas bailan reggaetón. Cantan fuerte proclamando que a las mujeres hay que tenernos contentas, que una flor, que un abrazo, que los besos y que ay mami. Necesidades básicas, acoto desde el fondo, desde la parrilla. Las pibas ríen como sirenas salvajes que se van quedando sin mar. Aleteamos en el humo y seguimos participando. Soy la madre que las mira y puede verlas a futuro: minones que me muero. Les pido agua, me traen hielo, no entienden nada, entienden todo. Ay que a nadie se le ocurra tocarlas si no quieren. Ojalá sirviera de algo ser esta madre yegua aguerrida que a veces necesita vomitar las penas hasta el fondo, hasta la bilis inmunda que limpia el cuerpo que protege la casa. Soy su amparo, su San Benito, su virgen más hipócrita. Es que a veces, pibas mías, no está mal pararse en el centro de la tierra y bancarse verla girar, así, mareadas, llenas de miedo y amor. Pero ojo que lo falible no me exime de correr con ustedes a upa y en medio de la emergencia hacer sonar mi sirena y jurar creer en todos los dioses invisibles a los que a cambio de su salud les ofrezco doce pelos casi rubios, seis pestañas del ojo izquierdo, y todas mis uñas largas. Confiemos que en ya, pronto, el hechizo nos cambiará la suerte y la misma se hará a punto, como este asado genial, crepitando bajo la luna que rige las emociones, que se nos mete en el pecho y nos cocina papas envueltas en papel plateado, protector y brillante, como ella. A las pibas con la música a veces nos alcanza. Somos caprichosas hormonales bailarinas modelos de oficios que aun descansan en vientres planos. Yo que vos iría con cuidado, amigo, nosotras sabemos hacerte el vacío a la parrilla y en tu cara, porque en el barrio las pibas aprendemos a hacer de todo: mono escudo súper hèroas reinas madres hijas duendas. Yo que vos iría con cuidado, amigo, porque a las pibas nos gusta mucho bailar.

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